miércoles, 30 de marzo de 2011

No se DiCE así

En la entrada anterior recogíamos una anécdota para ilustrar el uso erróneo de colocaciones que puede dar lugar a situaciones divertidas. Ahora os queremos mostrar otros ejemplos extraídos de textos escritos recopilados a partir de la investigación que realizamos en el proyecto COLOCATE. Parte de nuestra labor consiste en etiquetar textos elaborados por aprendices de español cuya lengua materna es el inglés. Para hacer más sistemática esta labor de etiquetado, elaboramos una tipología que trata de recoger todos los casos de errores cometidos por los aprendices en el uso de las colocaciones del español.

En ocasiones los aprendices utilizan una colocación errónea que no coincide con ninguna existente en español. Sin embargo, se han dado casos en los que el aprendiz emplea una colocación que sí existe en nuestra lengua pero ubicándola en un contexto con el que no se corresponde. El motivo puede ser totalmente fortuito, o debido a que el aprendiz conoce la expresión y la traslada a otro contexto en el que no es correcto su uso. Precisamente, denominamos a este tipo de error “colocación correcta con otro sentido”. A continuación os mostramos varios ejemplos:

1. Uno de los errores más recurrentes dentro de esta tipología es el uso de expresiones como el próximo día, la semana próxima, los próximos días en lugar de el día siguiente, la semana siguiente y los días siguientes, respectivamente, como mostramos en el siguiente fragmento:

El próximo día nos levantamos muy temprano porque nos esperaba el autobús con nuestra guía que nos iba a llevar por lugares interesantes los próximos tres días.

2. El uso de la colocación pensar mal en cuando en realidad tendría que decir tener mal concepto:

Personas que viven afuera de Tottenham suelen pensar mal en el barrio, pero se están equivocados.

En este caso la colocación pensar mal podría ser utilizada de forma correcta en otro contexto para referirse a ‘emitir un juicio o sospechar erróneamente sobre algo o algiuen’ aunque el régimen es incorrecto ya que tendría que utilizar la preposición de en lugar de en.

3. La colocación tener razón cuando el sujeto no es un individuo:

Esta opinion tiene razon, pero no es lenta sino relajada y agradable.

En este caso la corrección no se correspondería con una colocación ya que lo correcto sería decir: Esta opinión es correcta.

4. Por último queremos recoger también el uso incorrecto de la colocación encender el fuego en:

[...] ella encendio el fuego que los quemaron.

Cuando hablamos de ‘provocar un fuego de forma intencionada con fines negativos’ utilizamos la colocación prender fuego en lugar de encenderlo.

lunes, 21 de marzo de 2011

Chistes colocacionales

Recientemente, visitando el blog sobre lengua española de Alberto Bustos encontramos una contribución de uno de los usuarios que respondía a una entrada sobre la polisemia. Al leerlo vimos que la experiencia personal que relataba también resultaba muy significativa desde un punto de vista colocacional. El texto decía lo siguiente:

Un alumno, al hablar de don Quijote, me dijo: “El Quijote era un hombre que había perdido un juicio”. Yo —con cierta picardía— le pregunté: “¿Qué juicio?” Y él me respondió: “No sé, le habían hecho un juicio.” En el libro de estudio decía: “Alonso Quijano, habiendo perdido el sano juicio…”

Este ejemplo refleja la dificultad que tienen los aprendices a la hora de adquirir expresiones fraseológicas. Aquí la palabra polisémica juicio se combina con otras para dar lugar a las colocaciones perder el juicio, tener un juicio, sano juicio o hacer un juicio (a alguien).

El fenómeno polisémico provoca que la combinación perder el juicio pueda utilizarse en contextos completamente distintos; uno refiriéndose a 'dejar de tener cordura' y otro a 'obtener un resultado negativo en los tribunales'.

martes, 15 de marzo de 2011

Macmillan Collocations Dictionary

Hoy queremos hablaros de algunas características de un diccionario reciente de colocaciones de inglés, el Macmillan Collocations Dictionary (MCD), una obra que nos parece muy interesante ya que coincidimos en muchos aspectos con sus autores sobre cómo debe ser y qué información debe contener un diccionario de colocaciones.
Este diccionario ha sido desarrollado utilizando datos de un corpus lingüístico para establecer la serie de colocativos de cada unidad léxica. Este dato es importante, dado que nos indica que, de acuerdo con las tendencias actuales en muchas corrientes de la investigación lingüística, el diccionario se ha basado en el uso real del inglés, en vez de la introspección de sus autores.
Para seleccionar las combinaciones a figurar en la obra, se han tendido en cuenta datos de frecuencia y de probabilidad. El primero de estos términos se refiere simplemente al número de ocurrencias que tiene una colocación en los textos del corpus, mientras que el segundo hace referencia a la probabilidad con que un colocativo determinado aparece con una base. Por ejemplo, la colocación make an impression ‘causar una impresión’ es mucho más frecuente que convey an impression ‘transmitir una impresión’. Sin embargo, mientras que make es un verbo muy frecuente que coocurre con muchos nombres, convey típicamente aparece como colocativo de un número más reducido de nombres, así por ejemplo: message, information, meaning, impression, es decir, cuando en un texto aparece el verbo convey, es muy probable que sea junto al nombre impression. En otras palabras, se considera que convey es un colocativo “fuerte” (strong collocate).
El lemario del MCD incluye aquellos vocablos pertenecientes al vocabulario esencial del inglés que tienen un gran número de colocativos “fuertes”. De esta manera, el diccionario es más limitado en cuanto al número de lemas, en comparación con otros diccionarios de colocaciones, pero, según sus autores, enfoca más claramente combinaciones especialmente problemáticas.
Las entradas del diccionario están organizadas de manera muy similar a las entradas del DiCE: los colocativos se agrupan según su categoría sintáctica (adjetivo+nombre, verbo+nombre, etc.), y dentro de cada categoría se establecen grupos semánticos a base del significado del colocativo, que se especifica explícitamente. Así, por ejemplo dramatic, enormous, huge, major, maximum, powerful, profound y significant son todos adjetivos que expresan el sentido ‘fuerte’ (strong) junto al nombre impact. Al mismo tiempo, limited, marginal, minimal y negligible se desglosan como ‘no fuerte’ (not strong).
Un rasgo especial del MCD es que incluye colocaciones que no coinciden con los patrones sintácticos más recurrentes (p. ej. verbo+nombre, adjetivo+nombre, adverbio+verbo, etc.), sino que son combinaciones menos prototípicas como las de verbo+preposición+nombre (p. ej. decline/grow/gain in importance) o las que tienen la forma “nombre and/or nombre” (p. ej. illiteracy and/or poverty/disease, ignorance). Desde nuestro punto de vista algunas de estas combinaciones, como las primeras sí son colocaciones, y las hemos incluido en el DiCE (p. ej. morirse de envidia), mientras que, en el caso del segundo grupo de ejemplos, preferiríamos hablar de combinaciones frecuentes, sin ser colocaciones.
Finalmente, un rasgo del diccionario que nos parece sumamente importante desde el punto de vista del aprendiz, es que proporciona notas de uso que acompañan algunas colocaciones. Algunas de estas hacen referencia al uso de la propia colocación, así se especifica que en las colocaciones centrally/externally impose y badly/poorly implement el verbo generalmente se utiliza en la voz pasiva. Otras notas nos indican expresiones usuales alternativas que podemos emplear en lugar de la colocación. Por ejemplo, en el caso de las colocaciones improve considerably/dramatically/crastically, etc. se especifica que con frecuencia se utiliza la expresión much improved, y se indica que las combinaciones clearly/obviously importantthe single most important. pueden sustituirse por la formula
En conclusión, el Macmillan Collocations Dictionary nos parece un acompañante valioso para el aprendiz de inglés, al mismo tiempo que creemos que representa un enfoque apropiado para la descripción de las colocaciones. Los que estéis interesados en encontrar más información sobre el MCD, podéis leer la presentación del editor del diccionario, hojear las páginas de muestra y consultar algunas actividades didácticas ofrecidas por los autores del diccionario.

lunes, 7 de marzo de 2011

Carnaval, carnaval!


La palabra carnaval tiene su origen en el concepto cristiano “carnes toleradas” o “tolendas” que consistía en la tolerancia que la iglesia concedía a sus feligreses antes de iniciar la cuaresma, período en el que no se podía comer carne. La locución latina original es Dominica Carnes Tollendas, es decir, el domingo antes de quitar la carne o lo que es lo mismo, la cuaresma o cuarenta días que Jesucristo guardó ayuno y abstinencia. La expresión latina “Carnem levare” (que significa ‘levantar o quitar la carne’) se abrevió en “carnelevare” y pasó del latín al italiano con la forma alterada de “carnevale”.

En español, Carnaval aparece ya en el diccionario de Nebrija, en 1495, en el cual se define ‘Carnaval o carnes tollendas: carnis priuium’ ‘privación de la carne’.

Desde el punto de vista lingüístico llama la atención la evolución que las expresiones mencionadas han tenido. Se podría hablar de un proceso de síntesis según el cual, una expresión ha evolucionado de tal modo que ha dado lugar a una única unidad léxica. Pero, ¿podríamos hablar de colocación en el caso de las expresiones "carnes toleradas" o "quitar la carne”? Nosotros creemos que sí puesto que se trata de una expresión específica empleada para referirse a una situación concreta, la del período de ayuno que se hace durante la cuaresma.

La fiesta tiene su origen en las celebraciones que se realizaban en la antigua Roma en honor del dios Baco y de Saturno, denominadas bacanales y saturnalias. En España existen muchas tradiciones y cada región celebra de un modo característico la época del carnaval.

En Galicia empleamos los términos Entroido o Antroido para refirnos a estos días. La palabra tiene su origen en el término del latín introitus, que significa entrada de la cuaresma y del que también derivaron las palabras entruejo o antruejo.

Personajes típicos del carnaval gallego son las “Pantallas”, los “Peliqueiros” o los “Cigarróns”, que se caracterizan por ir ataviados con vistosos trajes y llevar curiosas máscaras. Recorren las calles haciendo ruido y pegando brincos mientras hacen burla de los viandantes o levantan la falda a las mujeres en actitud provocadora.

Tampoco hay que olvidar las maravillas gastronómicas que se pueden degustar en estas fechas: un buen cocido con lacón y grelos además de famosos postres como las orellas y filloas.

En catalán el término empleado es Carnestoltes y algunos de los más famosos son los de Solsona, Cunit, Villanueva y Geltrú o Sitges.

Los carnavales quizás más conocidos de nuestro país son, respectivamente, los de Santa Cruz de Tenerife y Cádiz. Ambos ostentan la consideración de fiestas de Interés Turístico Internacional. En Santa Cruz de Tenerife celebran la elección de la reina del carnaval, un acontecimiento retransmito por televisión y que congrega a multitud de personas.

En Cádiz son famosas las chirigotas, término referido a los grupos de personas que se disfrazan a modo de comparsa y que van cantando canciones que se caracterizan por utilizar la sátira y el doble sentido en sus letras.

Habréis observado que a lo largo de esta entrada hemos utilizado de nuevo distintas colocaciones. Una vez más os proponemos que pongáis en práctica vuestros “conocimientos colocacionales” para indicarnos cuáles son las que habéis encontrado.

Mucha suerte!

martes, 1 de marzo de 2011

¿Se DiCE así? (Parte V.)

Antes de terminar nuestra reflexión sobre las posibles herramientas a las que un aprendiz de lengua puede acudir para resolver sus dudas en cuanto a la combinación de palabras, no podemos dejar de mencionar un método algo rudimentario, que seguramente muchos de nosotros hemos utilizado en alguna ocasión: los buscadores de Internet.
Podemos introducir una colocación, entrecomillada, en un buscador, por ejemplo Google. El número de resultados de búsqueda nos permite estimar la frecuencia de uso de la combinación, además podemos encontrar ejemplos contextualizados de la expresión buscada.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que en el ámbito académico a menudo se desaconseja el uso de herramientas como Google (véase por ejemplo un artículo de Kilgariff) para este tipo de búsquedas por ser poco fiable, dado que se trabaja sobre textos que no han sido verificados y clasificados, como serían en un corpus, y que no necesariamente han sido redactados por nativos. Además los buscadores comerciales aplican unos parámetros para ajustar las páginas devueltas por una búsqueda al usuario concreto, por tanto los resultados de una consulta puramente “lingüística” pueden verse distorsionados.